Son de Arrieiro nace de una forma peculiar y digna de contar, como buen vino que es, tiene su buena historia que narrar.
Este vino es un homenaje a mi abuelo que, como tantos arrieros, sin más sonido que el de su voz y la compañía de sus mulas, surcaron los caminos de pueblos y villas de Galicia, haciendo que el vino del Ribeiro llegase más allá de nuestras fronteras.
Él, en el ocaso de su vida, me sumergió en un mundo, por aquel entonces desconocido para mí, y buscando siempre como él decía, la recompensa del buen hacer.